Aumenta el número de personas que deciden criogenizarse para revivir después de la muerte

Mari Luz Llac Pontós

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Foto: Freepik

Cada vez más, crece el número de pacientes que deciden apostar por la criopreservación con el fin de llegar a "otra vida". De hecho, hay algunas personas que llevan más de 50 años en las instalaciones del Cryonics Institute (CI) en Michigan.

 

A pesar de que las probabilidades actuales son extremadamente pequeñas, cada vez son más las personas que optan por una existencia indefinida a -196 °C después de su muerte legal. Congelados en nitrógeno líquido, estas personas esperan posibles avances tecnológicos del futuro que les permita revivir. 

 

Entre quienes han optado por esta vía, hay chefs, estudiantes, secretarias y profesores, entre muchos otros. La paciente de mayor edad, Rhea Ettinger, se encuentra en el centro desde 1977.

 

Su hijo, Robert CW Ettinger, un veterano de la Segunda Guerra Mundial considerado el padre fundador de la criónica, también está 'congelado en vida' junto con su primera y segunda esposa.

 

El presidente del insituto, Dennis Kowalksi, comentó a Metro: "'Lo que estamos haciendo es bastante racional si lo piensas. La criónica es como un viaje en ambulancia a un futuro hospital que puede que algún día exista o no. Aunque no damos garantías, si eres enterrado o incinerado tus posibilidades de regresar son nulas".

 

Dentro de las instalaciones hay 'criostatos' que albergan a unos 250 pacientes ordenados en filas.  El precio de este curioso procedimiento empieza en unos $28.000. 

 

¿CÓMO ES EL PROCEDIMIENTO?

 

Después de ser declarados clínicamente muertos, los cuerpos de los individuos se someten a un proceso en el que se colocan en hielo y se trasladan a unas instalaciones especializadas. Allí, se lleva a cabo una perfusión para sustituir la sangre y el agua del cuerpo con una mezcla especial de crioprotección, diseñada para evitar la formación de hielo. Esta solución actúa como una suerte de anticongelante, permitiendo mantener temperaturas extremadamente bajas.

 

Después, ubican al paciente en una unidad controlada por ordenador y se le somete a un proceso de enfriamiento a una temperatura de nitrógeno líquido de -196 ºC durante cinco días y medio, antes de ser descendido cuidadosamente al criostato.

 

Los progresos científicos, especialmente en la nanotecnología y su capacidad para operar a nivel de la estructura celular humana, están respaldando la viabilidad de los viajes, aunque no deja de ser una incógnita sobre si será factible volver a estas personas a la vida en el futuro. 

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