Cicatrices de Guerra, II. Beirut, Líbano

José Luis Meneses

A finales de mayo viajé al Líbano motivado por acercarme a una historia y a una cultura milenaria que comparte con otros países de su entorno como Palestina, Israel, Jordania, parte de Siria, de Irak, de Egipto y de Arabia Saudita. Todos ellos son, en su conjunto, la “Tierra Prometida” que, según los textos bíblicos, se sitúa entre el Nilo y el Éufrates. Antes de constituirse como estados independientes, habitaban estas tierras diferentes reinos que aspiraban a expandirse más allá de sus adventicias fronteras. Meter las narices donde no te llaman, como hicieron los romanos, las cruzadas, los otomanos o más recientemente Inglaterra, Rusia, Francia o los Estados Unidos, no ha servido para nada y ya va siendo hora de que sean ellos, los autóctonos, los que acuerden las fronteras de sus actuales estados. La mayoría ya lo han hecho, solo quedan Israel y Palestina. El problema es que cuando tiemblan los cimientos, se mueve toda la casa. 

 

1 (1)
La Tierra Prometida. Figura: J.L. Meneses

 

No creo que Dios prometiese a Abraham que la “Tierra Prometida” sería para alguna de las muchas tribus que merodeaban por Oriente Próximo, si fuese así, sería el responsable de todas las cicatrices de guerra que tatúan los cuerpos y las almas de los que habitaron y habitan estas tierras. Me pregunto, por qué iba a meterse en política disfrutando como disfruta de la Gloria Infinita. Son los hombres, los que escriben la historia, incluida la ficción histórica, y son solo ellos los que han conducido y conducen al rebaño, enarbolando banderas, a pastar al campo de batalla. Cicatrices de guerra las encontramos en todos los “corderos” y no solo por las confrontaciones entre países, sino también por las guerras civiles que se han sucedido en cada uno de ellos. Líbano, no es una excepción. Hoy, en la frontera con Israel se siguen cociendo habas, pero en este artículo escribo, intentando no salirme de madre, sobre las que se cocieron en la guerra civil libanesa entre 1975 y 1990.

 

2 (2)
Plaza de los Mártires. Beirut, Líbano. Fotografía: J.L. Meneses

 

La última guerra que soportó el pueblo libanés duró quince años, aunque desde entonces no han dejado de haber tensiones y enfrentamientos en la frontera con Israel. Los más recientes se están produciendo en estos días, entre la milicia musulmana libanesa Hezbolá o Partido de Dios y el ejército israelí. Allí, en zona de conflicto, se encuentran nuestras tropas de cascos azules, cuya misión consiste en evitar las confrontaciones a uno y otro lado de la frontera. En mi reciente viaje solicité autorización al Ministerio de Defensa para visitar la base “Miguel de Cervantes” en Naqoura, en la frontera con Israel y la respuesta fue: 

«Buenos días, José Luis:

 

Tras recibir esta petición a través del portal Infodefensafas, lamentamos comunicarle que, por motivos de seguridad, no podemos atender su solicitud.

 

Reciba un cordial saludo,

 

Dirección de Comunicación Institucional

MINISTERIO DE DEFENSA»


 

Si por seguridad el céntrico y moderno barrio de Downtown y otros lugares de Beirut están vigilados por militares, no me extraña que no me autorizasen a viajar a la frontera sur. Sin embargo, no tuve problemas en hacerlo a otros lugares donde el conflicto estuvo presente y en el que murieron y desaparecieron más de 250.000 personas, y emigraron más de 1.000.000.

 

3 (2)
Control Militar en el barrio de Downtown. Fotografía: J.L. Meneses

 

En el Líbano, cristianos y musulmanes convivían con una aceptable normalidad y, ambos grupos, estaban representados por un número similar de escaños en el parlamento. Líbano gozaba de buena salud y hasta fue bautizada como “La Suiza de Oriente Medio”. Tras la Segunda Guerra Mundial y la creación del Estado de Israel en 1948, apadrinado por occidente, comienzan los asentamientos judíos y el éxodo de más de 4.000.000 de palestinos a diferentes países. Por proximidad, muchos de ellos emigran al Líbano. Casi la totalidad son musulmanes y se produce un desequilibrio entre ambos grupos que acaba desencadenando en 1975 la guerra civil. Los cristianos reciben el apoyo de Israel y de occidente, los musulmanes, de la Organización para la Liberación de Palestina, OLP, que había establecido su sede en el país. 

4 (2)
Implantación de Israel en Palestina. Figura: J.L. Meneses

 

Una guerra que dura 15 años deja muchas cicatrices en la población y en el entorno en el que vive. Gran parte de ellas pueden verse, hoy en día, en Beirut. La capital quedó dividida en dos, siendo la calle Damasco la que separaba a los dos contendientes: cristianos, en la zona este y musulmanes al oeste. Esta división se la conoce por “La línea Verde” por la vegetación que creció en ella durante la contienda. Los francotiradores apostados a uno y otro lado de la calle impedían el paso de una zona a la otra. Hoy, al recorrer de norte a sur esta larga calle pueden verse, después de más de 30 años los impactos de bala y los esqueletos de muchos edificios.

 

5 (2)
El Dome. Fotografía: J.L. Meneses

 

Junto a la calle Damasco, en la Línea Verde, encontramos las ruinas del singular edificio con forma de huevo, el Dome,  un cine que no llegó a abrir sus puertas y que los libaneses, en las protestas por la crisis económica, han utilizado para asambleas y otros actos. Los libaneses no quieren, como pasa con otros edificios de la ciudad, que se lleve a cabo la demolición y piden que se cree un nuevo proyecto como el que se llevó a cabo con “La Casa Amarilla”. Enfrente del Dome se encuentra la iglesia de San Vicente de Paúl destruida por las bombas. En su interior, junto a las paredes que quedaron en pie, los fieles del santo, los “vicentinos”, se reúnen y organizan actividades con el propósito de recoger fondos para la reconstrucción. 

 

6 (2)
Cicatrices de guerra. Beirut. Fotografía: J.L. Meneses

 

A lo largo de la Línea Verde edificios desnudos muestran las heridas causadas por la metralla y las bombas lanzadas por musulmanes y cristianos. También por el ejército Israelí que, en 1983, decidido a apoyar a los cristianos (motivo secundario) y acabar con la Organización para la Liberación de Palestina (motivo principal), atravesó la frontera sur del Líbano en dirección a Beirut. En su avance, no dejó títere con cabeza en pueblos y ciudades históricas como Tiro o Sidón. Ni la ONU, ni la coalición de fuerzas estadounidenses, francesas, italianas y del Reino Unido consiguieron su objetivo de poner paz y sosiego en tanta barbarie. Vamos, más o menos, como lo que está sucediendo hoy en Gaza.

 

7 (2)
Cicatrices de guerra. Beirut. Fotografía: J.L. Meneses

 

Hubo un tiempo en el que estos edificios estaban habitados. Tras sus paredes se alojaban familias de todos los credos y condición social. Los balcones mantenían adheridas a su cuerpo barandillas de hierro forjado y las cortinas pendían de las ventanas ocultando o disimulando el quehacer en su interior. Durante 15 largos años el viento penetró en sus entrañas arrancando recuerdos colgados en las paredes y el polvo, cubrió enseres y muebles la mayoría de ellos troceados o desvencijados. Todo ello a la vista de las liliáceas jacarandas o del Árbol de la Memoria que recuerda la hambruna que, entre 1915 y 1918, dejó sin vida a un tercio de la población.

 

8 (2)
“La Casa Amarilla”. Museo y Centro Cultural Urbano. Fotografía: J.L. Meneses

 

Si hay un lugar que uno no puede perderse si visita Beirut es “ La Casa Amarilla”, edificio situado en la Línea Verde y que, como los otros, no se libró de la cruel guerra. Nadie diría que tras esta fachada se encuentra uno de los museos más impactantes de Beirut: el Beit Beirut, Museum and Urban Cultural Center. Bendita sea la hora en la que los beirutíes se opusieron a la demolición del edificio y en la que al arquitecto libanés Youssef Afandi se le ocurrió la idea de dejar la cáscara y comerse el interior. Durante la guerra este edificio de clase media alta jugó un papel destacado como puesto de control en un cruce de caminos conocido como “Cruce de Sodeco”. Desde sus ventanas y balcones los francotiradores decidían sobre la vida o la muerte de los que se atrevían a transitar por esas calles.

 

9 (2)
Beit Beirut, Museum. Fotografías: J.L. Meneses


En su interior se encuentran elementos que nos aproximan a los años de esplendor de Beirut y también a los desastres ocasionados por la guerra.  Los diferentes ambientes se muestran en cuatro plantas. De lo expuesto en ellas podemos hacernos una idea a través de las fotografías y del vídeo que adjunto. Debido a las numerosas imágenes tomadas en mi viaje al Líbano he decidido incluirlas en dos videos que acompañan a este nuevo artículo. En uno de ellos he incorporado las de la ciudad de Beirut y en el otro, las que corresponden exclusivamente al Beit Beirut, Museum. Como en ocasiones anteriores, espero que sean del agrado del lector y sirvan para completar y amenizar este artículo.

 

10 (2)
Parapetos junto al hotel Holiday Inn en Beirut. Fotografía: J.L. Meneses

 

Mientras escribo este artículo sobre la Guerra Civil en el Líbano de hace más de 30 años, no puedo dejar de pensar en la situación actual en Oriente Próximo en la que, como en otras ocasiones, están implicados diferentes países. La mecha la encendió Hamas hace unas semanas en la frontera entre Israel y Palestina; Hezbolá se sumó a la fiesta y los israelitas acudieron raudos a la frontera sur del Líbano; los EE.UU bombardean en Siria instalaciones vinculadas con Irán, ”el aviso”; la flamante y más que democrática Unión Europea opta por nadar y guardar la ropa y aquí, en España, discutimos sobre si la amnistía es la medicina que cura todos los males. Ni nuestro “pacificador”, Sancho, ha sido capaz de rebajar la dosis de barbarie en Oriente Próximo. No nos olvidemos que, en Ucrania, Putin, “el empapelado”, continúa con su particular cruzada. No sé si quedarme parapetado en este mundo o poner pies en polvorosa. 


 

 

 

 

 

logo insolito

Sin comentarios

Escribe tu comentario




He leído y acepto la política de privacidad

No está permitido verter comentarios contrarios a la ley o injuriantes. Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.